Esta aventura comenzó en las aulas, la
maleta científica llevaba en su interior muchas cosas que poco a poco supimos
aprender a utilizar para poder investigar cosas muy interesantes acerca de
nuestras rocas y suelos.
Para investigar, primero hay que saber, y
para ello fuimos siguiendo una presentación de diapositivas proyectadas en la
pizarra digital de cada aula, donde íbamos aprendiendo ciertos aspectos de las
rocas y los suelos para luego investigar e incluso sacar conclusiones!
Por ejemplo, supimos que las rocas que
aparecen a lo largo del Parque Natural de Guara son rocas sedimentarias, y además
muchas de ellas contienen fósiles! Existen otros tipos de rocas, como las volcánicas
y las metamórficas, son nombres un poco raros, pero en seguida aprendimos a
diferenciarlas, gracias a un juego de pistas que nos daban los pasos necesarios
para hacer experimentos y saber qué roca era.
Lo que es seguro, es que la prueba que más
nos gustó fue la prueba de echar un líquido transparente, al que llamábamos ácido,
ya que, es muchísimo más ácido que un limón, tanto tanto, que tenemos que
utilizarlo con guantes y gafas, ya que podría llegar a quemarnos!!
Este ácido al contacto con las rocas sedimentarias
burbujea, y esta era la pista fundamental para identificar las rocas de nuestro
parque.
Tras identificar un montón de rocas,
seguimos aprendiendo cosas sobre nuestros suelos.
A veces nos parecen todos los suelos
iguales, pero si nos paramos a pensar hay muchas diferencias entre unos y otros…
Para ello experimentamos con unos trozos de suelo
que aparentemente eran iguales… así que para diferenciarlos aprendimos a medir
la PERMEABILIDAD del suelo. La
permeabilique...????
Demostramos
cómo en función de los contenidos del suelo y su textura, piedras más grandes,
más pequeñas…., el agua cae a una u otra velocidad y cómo esto puede afectar a
la cantidad de agua disponible para las PLANTAS
y a su correcto desarrollo.
Para
ello, tamizamos una muestra tomada de la orilla del río Vero. Con las tres
mallas diferentes, obtuvimos materiales de distintos tamaños que
clasificamos del siguiente modo:
BLOQUES, CANTOS, GRAVAS, ARENAS y LIMOS-ARCILLAS.
Colocamos la tierra tamizada un biberón-embudo
amarillo sobre un trípode y lo rellenamos. Antes de empapar cada suelo en agua, pesamos en seco los biberones rellenados y anotaremos el
resultado en la pizarra:
PESO DE LA MUESTRA SECA = X gr.
Cuando
cada muestra deja de gotear, la pesamos de nuevo y anotamos en la pizarra:
PESO DE MUESTRA HÚMEDA = X gr.
De
la diferencia de ambos pesos, se obtiene la masa de agua que retiene cada
suelo.
PESO DE MUESTRA HÚMEDA-PESO DE MUESTRA SECA =
MASA DE AGUA RETENIDA
Así
pudimos comprobar, que el suelo sacado de un huerto, era el que más agua podía
retener, y por ello las verduras y hortalizas crecen tan bien en los huertos de
Guara, qué listos son estos hortelanos!!
Para
terminar nos enteramos que cada suelo tiene un nombre científico, y nosotros
aprendimos a ponerle ese nombre haciendo una serie de pruebas infalibles que no
dejaban lugar a equivocaciones.
Empapamos
la muestra trabajada de suelo de huerto (arcilla-limo-arcilla) para que tenga
consistencia justa, sin exceso ni defecto de agua.
Del
mismo modo, preparamos otra muestra con tierra de macetas.
Cada
niño/a cogió una bola de cada una de las muestras en su mano e iremos siguiendo
unas CLAVES de manipulación para ir descartando texturas:
1.
BOLA y la aplastamos.
2.
CHURRO grueso y
fino.
3.
Herradura.
4.
Aplastar sin romperse.
Así de fácil y con esta sencilla CLAVE mecánica nos permitió saber si
nos encontramos ante un suelo: ARENOSO, LIMOSO, ARCILLOSO, FRANCO-LIMOSO,
FRANCO-ARENOSO, etc. Y desde tal denominación, podremos obtener aproximadamente
su composición según el SIGUIENTE DIAGRAMA.
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